CARTA ABIERTA A LA SOCIEDAD CHILENA.
Durante el año pasado hemos sido
testigos de un despertar. Un despertar que se relaciona con múltiples demandas.
Un despertar de denuncias, el despertar de la indignación , del malestar. Un despertar ante los problemas que
afectan a la sociedad chilena . En fin,
un despertar producto del cansancio, pero de la crítica a la acción.
El 2011 los estudiantes
nuevamente han sido la voz, nuestra voz. Ellos entendiendo mejor que nadie que
la educación chilena adolece de un sin número de carencias. Que el sistema sobre el cual se ha construido la educación NO
es un aporte al crecimiento de nuestro país, siendo una educación que
discrimina mediante el poder adquisitivo de las familias chilenas, y de la cual
ya nadie se hace cargo, fueron lo suficientemente valientes y más aún, a sus
cortos años, para manifestarlo.
Los estudiantes secundarios y los
estudiantes universitarios a lo largo de Chile alzaron la voz pidiendo no sólo
reformas, sino cambios completos , profundos y necesarios para que la
educación chilena sea hoy la que fue antes:
Una educación de calidad, gratuita, laica y de la cual el Estado de
nuestro país sea garante y no simple espectador, o subsidiario de los intereses
de privados que buscan ganar dinero a costa de ella, convirtiéndola cada día
más en un bien de consumo sujeta a las leyes del libremercado.
El año pasado los estudiantes
chilenos salieron a las calles a decirnos que la educación tenía problemas, y
graves problemas. Que estaba en crisis, que había que cambiarla. Que no era
justa, que se lucraba con un derecho.
Se tomaron sus colegios, liceos y
universidades. Se manifestaron en carnavales, en actividades artísticas, en
actos, en jornadas culturales y de reflexión. Probablemente estudiaron mucho
más y con más ganas, porque el año pasado aprendieron las cosas que el aula
regularmente no puede entregar.
Fueron criminalizados, tratados
de delincuentes, de antisociales, de “inútiles-subversivos”, de creer en algo
imposible. Los acusaron de intransigentes, de no estar dispuestos al diálogo. Y
demostraron estar dispuestos al dialogo, pero movilizados; a un diálogo serio,
con altura de mira, capaz de dar respuestas a las grandes interrogantes del
movimiento social por la educación ante la crisis de ésta; muy por encima de lo
que pretendía el Gobierno en acuerdos tecnócratas y a puerta cerrada.
Frente a un Estado sordo, que
poco y nada comprendió lo que estaban planteándonos, flos estudiantes ueron
reprimidos, y reprimidos brutalmente, con una violencia de la que no
eramos testigos desde hace ya algunos años.
Fueron víctimas de golpizas
injustificadas, de detenciones
ilegales, de montajes, de persecuciones. Fueron obligados a
manifestarse bajo las condiciones que la autoridad impone mediante un
articulado legal obsoleto. Fueron obligados a pedir autorización para
decir lo que tenían que decir.
Y como jóvenes también se
rebelaron frente a ésto, marchando con o sin autorización.
Fueron ahogados con gases
tóxicos, mojados con aguas servidas, tratados con insultos y golpes por parte
de Fuerzas Especiales de Carabineros, en otras ocasiones por los propios
sostenedores de los colegios y por matones a contrata -guardias jornaleros-
contratados por ellos para “resguardo” de sus recintos educacionales.
Nos horrorizamos de casos como el
de Manuel Gutiérrez, muerto por carabineros. Nos horrorizamos aún más cuando
supimos de hemorragias productos de golpizas, de fracturas, de moretones, de
torturas y vejamen a las niñas.
En santiago, en Concepción, en
Valparaíso, en Arica, en Chiloé, ¡nos horrorizamos!. Y entendimos
que su voz, que sus demandas, que sus peleas eran también nuestras, como
padres, pero también como ciudadanos, como sociedad.
Muchos de nosotros , desde un
primer momento, salimos a las calles con ellos, marchamos a su lado, nos
enorgullecimos frente a su irreverencia. Aprendimos de ellos a cuestionarmos ,
a preguntarmos y retomamos esa fe que ya muchos habíamos perdido. La fe en
un país más justo, más solidario.
Otros chilenos desde sus
trabajos, desde sus oficinas, desde sus casas, comprendieron que frente a un
gobierno sordo e incapaz de llevar a cabo un cambio al sistema de educación
chileno, había que seguir manifestándose.
Más de siete meses
estuvieron pasando frío, hambre,
perseguidos en las noches cuando los
alcaldes determinaban el desalojo de tal o cual colegio. Pasaron por
comisarias, controles de identidad y también por procesos judiciales. Pero
continuaron. Y continuaron con una
fuerza admirable, una fuerza que sólo
entrega la convicción de que la lucha por una educación pública, laica, de
calidad y gratuita es y será correcta y
significativa para la dignidad de un país entero.
Nosotros los padres y apoderados
empezamos a coordinarnos para ayudarlos,
para apoyarlos, para defenderlos si era necesario, y así y todo fuimos pocos.
Nacieron las Coordinadoras de Padres en distintas comunas de Santiago y a lo
largo del país. Estuvimos con ellos, y
así y todo fuimos pocos. Recibimos a los estudiantes secundarios que
caminaron desde Concepción a Santiago, en un acto de denuncia, como muchos
otros, los acogimos, los apoyamos como mejor sabe hacerlo un padre o una madre,
y sin embargo fuimos pocos. Pero la diferencia esta vez, es que fuimos más
que sólo sus padres, fuimos y somos sus aliados en el movimiento social.
En conjunto a agrupaciones de
abogados ayudamos a defenderlos, a
sacarlos de las comisarias, a interponer recursos de protección en los casos de
expulsiones. Sin estos profesionales comprometidos socialmente, no hubiéramos
sabido pelear contra el Estado Chileno.
Ahora estamos en una nueva etapa
de lo que fueron las tomas estudiantiles, pues entregados los colegios y
liceos, decisión que han tomado los estudiantes, han empezado las
persecuciones, las sanciones encubiertas, las cancelaciones de matrículas,
todos actos ilegítimos y arbitrarios en tanto denotan persecución política y
amedrentamiento hacia todos los estudiantes movilizados, sus familias y sus
profesores, o sea hacia todo el movimiento social que se atrevió a levantar la
voz. Pero nosotros, los padres y apoderados, no nos equivocamos cuando dijimos
que nuestro rol también sería de fiscalizadores del cierre del proceso más allá
de las tomas y así está siendo hoy día.
Y ES POR ESTO QUE DENUNCIAMOS:
1.- La masiva cancelación de
matrículas en colegios y liceos de las distintas comunas de Santiago y regiones
por parte de sostenedores, directores y alcaldes, bajo pretextos absurdos, y
como castigo a los estudiantes que participaron en las manifestaciones y tomas
de sus establecimientos escolares.
2.- El acoso del que han sido
objeto estuidiantes y apoderados que después de haber estado en toma o
movilizados regresaron a “clases normales”. y finalizaron así su año escolar.
3.- La no renovación de contrato
o despido de profesores y asistentes de la educación, pretendiendo la divición
del movimiento social.
4.- El castigo a apoderados de
estudiantes movilizados, mediante la
imposición de la condicionalidad de la matrícula para su hijo(a), como
también el cuestionamiento por parte de directores y sostenedores a su calidad
de tal, exigiendo para el estudiante el cambio de apoderado.
5.- El cierre de colegios públicos, medida que contradice
toda defensa de una educación
igualitaria, con acceso y sin discriminación para toda la sociedad chilena.
En conjunto, son ya cientos
los casos a lo largo de Chile y seguimos avanzando en el catastro.
ENTONCES, SI NUESTRA LUCHA ES
POR LA DEFENSA DE LA EDUCACIÓN, NO PODEMOS MENOS QUE HACER LA DENUNCIA PÚBLICA
DE ESTOS HECHOS, y agregar que:
Hacemos esta declaración a la
opinión pública desde aquí, el frontis de este liceo porque es uno de los
liceos que estuvo movilizado y en toma, con una tremenda infraestructura como
edificio, con un tremendo potencial educativo, pero que fue quedando en el
abandono de las autoridades y que finalmente con sus cerca de 200 estudiantes
matriculadosl, legítimamente movilizados y en toma, fue capaz de generar un proyecto entre
estudiantes, padres y apoderados, más un grupo de profesores, de auto gestión
de su proceso educativo, sin -por ejemplo- los convencionalismos propios de una
disciplina agobiante, como ellos la sentían en el período de clases normales.
Ellos creen en su proyecto porque la educación debe re interpretarse, re
formularse, volver a entenderse como un acto
integrador, constructor de ciudadanos con opinión e informados, que
lleven a éstos a ser un aporte al desarrollo social, económico y cultural de
nuestro país.
Este colegio anteriormente ya se
había visto menoscabado, terminando con la matrícula para educación básica; la
educación media se había ido dejando a la deriva, reduciéndose año año la matrícula. Hoy está
cerrado y mañana Martes 10 de Enero en Consejo Municipal se decidirá, entre las
paredes de un frío salón, su destino. ¡Y no necesitamos esperar a mañana
para saber cuál será éste: su cierre definitivo!
Ahora, nos preguntamos por qué el
cierre del colegio A-90 es avalado por el alcalde Sr. Julio Palestro, elegido
para defender los intereses de los San Miguelinos. Sabemos que el cierre es impulsado bajo el pretexto de la escaces
de matrículas y de los costos de mantención, pero sin entender que el cierre de
un colegio público es un atentado siniestro a la educación para nuestro país y
para nuestros hijos.
El cierre del colegio A-90
significa la muerte lenta y la agonía de la educación pública en Chile, porque
la educación pública no genera ganancias económicas, debe ser un servicio y una
prioridad, y las autoridades deben velar para que eso sea así, aquí y en todos
lados, ahora y siempre.
El alcalde Julio Palestro,
miembro del Partido Socialista, con esta acción está siendo cómplice de un gobierno que ha puesto todos sus
esfuerzos en acabar con la educación garantizada por el Estado.
Alcalde Palestro no sea tan
sordo como este gobierno, escuche a los estudiantes, escuche a los profesores,
escuche a los asistentes de la educación, escuche a los padres y apoderados,
escuche a la comunidad, escuche a su comuna, escuche a la sociedad entera que
durante todo este año no hizo más que clamar por el derecho a la educación y
apelar a la defensa de ésta.
ALCALDE PALESTRO, AUTORIDADES
TODAS: LOS PADRES Y APODERADOS LES DECIMOS ¡NO AL CIERRE DE UN LICEO
PÚBLICO, NO AL CIERRE DEL LICEO A-90! ¡NO A LA APLICACIÓN DE SANCIONES
ENCUBIERTAS, NO A LA CANCELACIÓN DE MATRÍCULAS! ¡NO MÁS REPRESIÓN!
Por una educación pública para
Chile, de calidad, laica y gratuita en todos sus niveles, garantizada por el
Estado como un derecho, para todos y cada uno de los chilenos, sin
discriminación ni exclusión.
Santiago de Chile, 9 de enero de
2012.
Coordinadora de Padres y
Apoderados por el Derecho a la Educación.
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