lunes, 9 de enero de 2012

Declaración de Padres y Apoderados ante el cierre del A- 90


CARTA ABIERTA A LA SOCIEDAD CHILENA.

Durante el año pasado hemos sido testigos de un despertar. Un despertar que se relaciona con múltiples demandas. Un despertar de denuncias, el despertar de la indignación , del  malestar. Un despertar ante los problemas que afectan a la sociedad chilena . En fin,  un despertar producto del cansancio, pero de la crítica a la acción.

El 2011 los estudiantes nuevamente han sido la voz, nuestra voz. Ellos entendiendo mejor que nadie que la educación chilena adolece de un sin número de carencias.  Que el sistema  sobre el cual se ha construido la educación NO es un aporte al crecimiento de nuestro país, siendo una educación que discrimina mediante el poder adquisitivo de las familias chilenas, y de la cual ya nadie se hace cargo, fueron lo suficientemente valientes y más aún, a sus cortos años, para manifestarlo.

Los estudiantes secundarios y los estudiantes universitarios a lo largo de Chile alzaron la voz pidiendo no sólo reformas, sino cambios completos , profundos y necesarios para que la educación chilena sea hoy la que fue antes:  Una educación de calidad, gratuita, laica y de la cual el Estado de nuestro país sea garante y no simple espectador, o subsidiario de los intereses de privados que buscan ganar dinero a costa de ella, convirtiéndola cada día más en un bien de consumo sujeta a las leyes del libremercado.

El año pasado los estudiantes chilenos salieron a las calles a decirnos que la educación tenía problemas, y graves problemas. Que estaba en crisis, que había que cambiarla. Que no era justa, que se lucraba con un derecho.
Se tomaron sus colegios, liceos y universidades. Se manifestaron en carnavales, en actividades artísticas, en actos, en jornadas culturales y de reflexión. Probablemente estudiaron mucho más y con más ganas, porque el año pasado aprendieron las cosas que el aula regularmente no puede entregar.
Fueron criminalizados, tratados de delincuentes, de antisociales, de “inútiles-subversivos”, de creer en algo imposible. Los acusaron de intransigentes, de no estar dispuestos al diálogo. Y demostraron estar dispuestos al dialogo, pero movilizados; a un diálogo serio, con altura de mira, capaz de dar respuestas a las grandes interrogantes del movimiento social por la educación ante la crisis de ésta; muy por encima de lo que pretendía el Gobierno en acuerdos tecnócratas y a puerta cerrada.

Frente a un Estado sordo, que poco y nada comprendió lo que estaban planteándonos, flos estudiantes ueron reprimidos, y reprimidos brutalmente, con una violencia de la que no eramos testigos desde hace ya algunos años.
Fueron víctimas de golpizas injustificadas,  de detenciones ilegales,  de montajes,  de persecuciones. Fueron obligados a manifestarse bajo las condiciones que la autoridad impone mediante un articulado legal obsoleto. Fueron obligados a pedir autorización para decir lo que tenían que decir.
Y como jóvenes también se rebelaron frente a ésto, marchando con o sin autorización.
Fueron ahogados con gases tóxicos, mojados con aguas servidas, tratados con insultos y golpes por parte de Fuerzas Especiales de Carabineros, en otras ocasiones por los propios sostenedores de los colegios y por matones a contrata -guardias jornaleros- contratados por ellos para “resguardo” de sus recintos educacionales.
Nos horrorizamos de casos como el de Manuel Gutiérrez, muerto por carabineros. Nos horrorizamos aún más cuando supimos de hemorragias productos de golpizas, de fracturas, de moretones, de torturas y vejamen a las niñas.
En santiago, en Concepción, en Valparaíso, en Arica, en Chiloé, ¡nos horrorizamos!. Y entendimos que su voz, que sus demandas, que sus peleas eran también nuestras, como padres, pero también como ciudadanos, como sociedad.

Muchos de nosotros , desde un primer momento, salimos a las calles con ellos, marchamos a su lado, nos enorgullecimos frente a su irreverencia. Aprendimos de ellos a cuestionarmos , a preguntarmos y retomamos esa fe que ya muchos habíamos perdido. La fe en un país más justo, más solidario.
Otros chilenos desde sus trabajos, desde sus oficinas, desde sus casas, comprendieron que frente a un gobierno sordo e incapaz de llevar a cabo un cambio al sistema de educación chileno, había que seguir manifestándose.

Más de siete meses estuvieron  pasando frío, hambre, perseguidos en las noches cuando  los alcaldes determinaban el desalojo de tal o cual colegio. Pasaron por comisarias, controles de identidad y también por procesos judiciales. Pero continuaron.  Y continuaron con una fuerza  admirable, una fuerza que sólo entrega la convicción de que la lucha por una educación pública, laica, de calidad y gratuita  es y será correcta y significativa para la dignidad de un país entero.

Nosotros los padres y apoderados empezamos  a coordinarnos para ayudarlos, para apoyarlos, para defenderlos si era necesario, y así y todo fuimos pocos. Nacieron las Coordinadoras de Padres en distintas comunas de Santiago y a lo largo del país.  Estuvimos con ellos, y así y todo fuimos pocos. Recibimos a los estudiantes secundarios que caminaron desde Concepción a Santiago, en un acto de denuncia, como muchos otros, los acogimos, los apoyamos como mejor sabe hacerlo un padre o una madre, y sin embargo fuimos pocos. Pero la diferencia esta vez, es que fuimos más que sólo sus padres, fuimos y somos sus aliados en el movimiento social.

En conjunto a agrupaciones de abogados  ayudamos a defenderlos, a sacarlos de las comisarias, a interponer recursos de protección en los casos de expulsiones. Sin estos profesionales comprometidos socialmente, no hubiéramos sabido pelear contra el Estado Chileno.

Ahora estamos en una nueva etapa de lo que fueron las tomas estudiantiles, pues entregados los colegios y liceos, decisión que han tomado los estudiantes, han empezado las persecuciones, las sanciones encubiertas, las cancelaciones de matrículas, todos actos ilegítimos y arbitrarios en tanto denotan persecución política y amedrentamiento hacia todos los estudiantes movilizados, sus familias y sus profesores, o sea hacia todo el movimiento social que se atrevió a levantar la voz. Pero nosotros, los padres y apoderados, no nos equivocamos cuando dijimos que nuestro rol también sería de fiscalizadores del cierre del proceso más allá de las tomas y así está siendo hoy día.


Y ES POR ESTO QUE DENUNCIAMOS:

1.- La masiva cancelación de matrículas en colegios y liceos de las distintas comunas de Santiago y regiones por parte de sostenedores, directores y alcaldes, bajo pretextos absurdos, y como castigo a los estudiantes que participaron en las manifestaciones y tomas de sus establecimientos escolares.

2.- El acoso del que han sido objeto estuidiantes y apoderados que después de haber estado en toma o movilizados regresaron a “clases normales”. y finalizaron así su año escolar.

3.- La no renovación de contrato o despido de profesores y asistentes de la educación, pretendiendo la divición del movimiento social.

4.- El castigo a apoderados de estudiantes movilizados, mediante la  imposición de la condicionalidad de la matrícula para su hijo(a), como también el cuestionamiento por parte de directores y sostenedores a su calidad de tal, exigiendo para el estudiante el cambio de apoderado.

5.- El cierre  de colegios públicos, medida que contradice toda defensa de una educación  igualitaria, con acceso y sin discriminación para toda la sociedad chilena.
En conjunto, son ya cientos los casos a lo largo de Chile y seguimos avanzando en el catastro.
ENTONCES, SI NUESTRA LUCHA ES POR LA DEFENSA DE LA EDUCACIÓN, NO PODEMOS MENOS QUE HACER LA DENUNCIA PÚBLICA DE ESTOS HECHOS, y agregar que:

Hacemos esta declaración a la opinión pública desde aquí, el frontis de este liceo porque es uno de los liceos que estuvo movilizado y en toma, con una tremenda infraestructura como edificio, con un tremendo potencial educativo, pero que fue quedando en el abandono de las autoridades y que finalmente con sus cerca de 200 estudiantes matriculadosl, legítimamente movilizados y en toma,  fue capaz de generar un proyecto entre estudiantes, padres y apoderados, más un grupo de profesores, de auto gestión de su proceso educativo, sin -por ejemplo- los convencionalismos propios de una disciplina agobiante, como ellos la sentían en el período de clases normales. Ellos creen en su proyecto porque la educación debe re interpretarse, re formularse, volver a entenderse como un acto  integrador, constructor de ciudadanos con opinión e informados, que lleven a éstos a ser un aporte al desarrollo social, económico y cultural de nuestro país.

Este colegio anteriormente ya se había visto menoscabado, terminando con la matrícula para educación básica; la educación media se había ido dejando a la deriva,  reduciéndose año año la matrícula. Hoy está cerrado y mañana Martes 10 de Enero en Consejo Municipal se decidirá, entre las paredes de un frío salón, su destino. ¡Y no necesitamos esperar a mañana para saber cuál será éste: su cierre definitivo!

Ahora, nos preguntamos por qué el cierre del colegio A-90 es avalado por el alcalde Sr. Julio Palestro, elegido para defender los intereses de los San Miguelinos. Sabemos que el cierre  es impulsado bajo el pretexto de la escaces de matrículas y de los costos de mantención, pero sin entender que el cierre de un colegio público es un atentado siniestro a la educación para nuestro país y para nuestros hijos.
El cierre del colegio A-90 significa la muerte lenta y la agonía de la educación pública en Chile, porque la educación pública no genera ganancias económicas, debe ser un servicio y una prioridad, y las autoridades deben velar para que eso sea así, aquí y en todos lados, ahora y siempre.

El alcalde Julio Palestro, miembro del Partido Socialista, con esta acción está siendo cómplice   de un gobierno que ha puesto todos sus esfuerzos en acabar con la educación garantizada por el Estado.

Alcalde Palestro no sea tan sordo como este gobierno, escuche a los estudiantes, escuche a los profesores, escuche a los asistentes de la educación, escuche a los padres y apoderados, escuche a la comunidad, escuche a su comuna, escuche a la sociedad entera que durante todo este año no hizo más que clamar por el derecho a la educación y apelar a la defensa de ésta.


ALCALDE PALESTRO, AUTORIDADES TODAS: LOS PADRES Y APODERADOS LES DECIMOS ¡NO AL CIERRE DE UN LICEO PÚBLICO, NO AL CIERRE DEL LICEO A-90! ¡NO A LA APLICACIÓN DE SANCIONES ENCUBIERTAS, NO A LA CANCELACIÓN DE MATRÍCULAS! ¡NO MÁS REPRESIÓN!


Por una educación pública para Chile, de calidad, laica y gratuita en todos sus niveles, garantizada por el Estado como un derecho, para todos y cada uno de los chilenos, sin discriminación ni exclusión.

Santiago de Chile, 9 de enero de 2012.

Coordinadora de Padres y Apoderados por el Derecho a la Educación.


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